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domingo, 29 de diciembre de 2013

Facundo, el sastre de Moyuela

Nuestros vecinos de Moyuela han entrevistado en su interesante revista el Gallico a Facundo Gimeno, sastre de Moyuela, pero muy relacionado con Plenas.
Desde los años 40 facundo ha sido el sastre de los pleneros. Recuerdo que mis padres le habían encargado prendas a él y mantenían una buena amistad. Todavía saludo a Facundo cuando lo veo pues es una persona muy educada y entrañable. Como creo que forma parte también de la historia de Plenas, cuelgo el enlace y algún texto.
Plenas, a lo largo de su historia ha tenido tejedores, sastres y muchos oficios relacionados con los tejidos, pero desde la guerra civil no había sastres en el pueblo y cubría esa labor Facundo Gimeno.


Me llamo Facundo Gimeno Aznar y os voy a comentar parte de mi historia dentro y fuera de Moyuela.
Nací en Moyuela de una familia de Sastres, mi padre y mi hermano mayor ya lo eran.
En mi edad escolar, hasta los catorce años, me tocó pasar la guerra civil. Durante este periodo de conflicto también teníamos colegio con varios maestros, que recuerde: D. Rubén (natural de Plenas), D Ángel del pueblo, al final de la guerra nos enviaron a una maestra llamada Dª Laura, pero con el que más compartíamos las clases era con D. Jesús un maestro de Zaragoza.
Nada más terminar la escuela mi vida cambio por completo dedicándome a la profesión de sastre que iba a ser el oficio de toda la vida. En la edad escolar (no como en estos tiempos) y tanto yo como casi todos del pueblo, se complementaba la vida de la escuela con la profesión de tus padres. Así cuando a los catorce años comencé en la sastrería ya tenía algún conocimiento del oficio.

SASTRE: VOCACIÓN O NECESIDAD
De los catorce a los diecisiete, con la ayuda de mi hermano Santiago, fui alcanzando mis primeros conocimientos en el oficio y a los dieciocho me enviaron a Zaragoza para aprender el corte y perfeccionarme más en la confección. Mi trabajo en la capital era sin horario y la vida la hacíamos donde trabajábamos (algo parecidoa los chinos de ahora). Únicamente el domingo, por la mañana, lo aprovechábamos para confeccionarnos nuestras propias prendas.
Después de un año aprendiendo y otro tiempo en el servicio militar, regresé nuevamente al pueblo para hacerme cargo de la sastrería, ya que mi padre era mayor y a mi hermano el pueblo se le hacía pequeño.
En aquellos años el trabajo era de muchas horas, atendía tres pueblos (Moyuela, Plenas y Moneva) y todos querían que se les atendiese bien, estrenar para las fiestas etc. En los comienzos el desplazamiento era con una Burrica (la burrica del tío Moreno) a la cual se le acoplaban unas alforjas, luego fue una bicicleta (breve espacio de tiempo), pasamos a la Vespa y después un 600 de segunda mano.
El género que más se trabajaba era la pana, incluso para chicos de doce o trece años.
De lunes a sábado trabajaba en Moyuela y los domingo me iba a los pueblos para tomar medidas, realizar las pruebas de las chaquetas, entregar lo cosido y lo que me habían encargado (ropa interior, sábanas, etc.).

Así fui ampliando mi negocio y al mismo tiempo que entregaba las prendas cosidas me encargaban de lo que yo vendía en la tienda. También subía a los pueblos de la sierra, Monforte, Loscos, Mezquita y hasta llegué a pasar a Nogueras. De esta manera, yo conocí a muchas personas que más que clientes eran amigos.
Cuando salía a estos pueblos de la sierra, me daba la impresión de que me iba de Excursión. Con ellos  alternaba y en ocasiones les compraba setas, rebollones y conejos. Otras veces en vez de comprar realizabas trueque.
El trabajo como ya os he dicho era más duro, las máquinas no tenían motor, la luz era muy mala (la vista sufría mucho), las planchas eran de carbón vegetal y muchas veces se te cargaba la cabeza del tufo que desprendía. Cuando nos quedábamos sin luz, que era muy habitual, usábamos el carburero, que daba una luz muy débil y un olordesagradable.
Luego fue mejorando, el transporte ya era en moto y luego en coche, las máquinas con motor, la luz de 125 se transformo a 220 vatios...
Me dio tiempo de dedicarme a la representación de las máquinas de coser Alfa, siendo nombrado agente directo de la misma fábrica, y tuve la suerte del momento en el cual empezaban a comercializarse.

Realizábamos lo que en estos tiempos se llama el “Plan renove”, vendíamos una máquina con motor y les bonificábamos con el importe de la vieja. Yo calculo que venderían alrededor de 150. Como premio de nuestra labor en la venta, me llevaron (junto con cuatro compañeros) de viaje a Eibar, donde se fabricaban las máquinas, y a Zarauz, donde se hacían los muebles.
También en este tiempo me compre el que iba a ser el coche de mi vida “un R-6”, que al ser tipo furgoneta me realizaba una buena labor para cargar y descargar.
Como veis esta es la vida resumida de un sastre que no quiso emigrar a Zaragoza y se busco la vida entre estos pueblos (para mi bonitos) pobres como los de su linde con Teruel

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